Yorman vive en una toma de Antofagasta con su abuela, una esforzada mujer colombiana que trabaja como empleada doméstica y cuyo sueldo no alcanza para vivir en otro lugar mejor que en la toma de migrantes en que viven y mucho menos enviar dinero a Colombia a la madre de su nieto. Carmenza quiere que Yorman regrese con ella a su país para encontrarse con su madre, pero él se no ve otra opción para salir de su realidad que destacando en el fútbol local.