Diana vive el encierro de la pandemia sola en su departamento, a la vez que su abuelo Jorge está a punto de fallecer, muy lejos de su querida nieta. Ésta intenta escribirle a mano una carta de despedida, un homenaje a los recuerdos del pasado. La monotonía del tiempo, la rutina y las escasas actividades que ofrece la reclusión, conciben una pesada angustia para Diana, menguando la llegada de la carta a las manos de Jorge.